5 de febrero de 2008

Un negro en la Casa Blanca



Barack Obama, candidato demócrata, está más cerca de hacer realidad su sueño, convertirse en el primer presidente de color en la historia de EE UU con un mensaje de cambio y reconciliación, donde se halla tan acentuada la división racial, que choca tan de frente con la política de Bush. Promete sacar las tropas de Irak.

Lo nunca visto en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Barack Hussein Obama, si se confirman los pronósticos, se convertirá en el primer presidente negro de Estados Unidos (EE UU) con un mensaje de cambio y reconciliación donde están tan acentuadas las divisiones raciales. Su proyecto choca con la política llevada en los últimos años por George W. Bush, tanto en el aspecto económico como en el internacional al desmarcarse con claridad de la invasión de Irak. Algunos, con cierta ironía, se refieren a él como la gran esperanza de los blancos, pero cuenta además con el apoyo del elector de color, los hispanos y hasta de los jóvenes. Su sueño se convertirá así en la pesadilla de Hillary Clinton, su máxima rival en las filas demócratas. Su aplomo seguro va precedido del latiguillo de campaña que repite en cada intervención, el mensaje de que no existe un EE UU blanco y un EE UU negro, sino los Estados Unidos de América, donde aspira a la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de 2008. Lo hizo hace tres años durante la convención nacional del Partido Demócrata en Boston y es la idea que despliega en cada mitin e intervención, que este rostro novedoso que cala entre las masas cansadas de historias repetidas sabe navegar en aguas muy revueltas.

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